Asistentes: 15
De Querétaro: Jasmín Illescas, David Creollo, Gerardo Bocanegra, Ángeles Hernández, Gabriela Guerra, Carmen Castro, Leticia Covarrubias, Teresa Covarrubias, Gerardo Morales y Josafat Martínez.
De Peña Blanca: Cristóbal Acevedo
De San Juan del Río: Mónica Villalpando (Retaguardia), Roberto Maldonado, Patricia González y Juan Carlos Rodríguez (Guía).
Salimos tod@s l@s excursionistas exploradores provenientes de Querétaro y de San Ju
an del Río en forma simultánea a las 7 de la mañana, después de haber dormido una hora menos, pues el horario de verano se la llevó…en tres autos llegaron los de Querétaro (incluido Cristóbal, originario de Peña Blanca y actualmente, uno de los becarios-estudiantes de David P.) a las 08:20 al jardín de Vizarrón, donde 10 minutos antes llegamos los 4 asistentes de San Juan en un coche. Aprovechamos para comprar algo, pasar al baño y continuar enseguida nuestro camino. Llegamos poco antes de las 9 al módulo de policía de Peña Blanca y tomamos la entrada siguiente (carretera con empedrado húmedo) que sube por la ladera y termina un kilómetro y medio en la escuela primaria.
Estacionamos los autos junto al campo de futbol, dejamos la ropa de cambio y ya bien “disfrazad@s” iniciamos rumbo al cañón a las 09:30 caminando río abajo por el cauce sin gota de agua; con mucha lama seca y piedras bien talladas. Seguimos en algunos tramos las huellas de camionetas y en otros, la vereda que deja el ganado; empezamos a ver rocas de “mármol” blancas y negras cada vez más grandes en medio del cauce; en el margen izquierdo del río, las paredes de roca blanca tienen pinturas rupestres (aquí llegamos a las 10:30). Seguimos caminando sobre el cauce y en algunas ocasiones, para evitar las rocas, tomamos la vereda que está rodeada de algunos árboles de mezquite, uno que otro guamúchil y varias choyas. El ganado (tres caballos y un becerro) de algún ejidatario nos acompañó una parte del recorrido y llegamos a unas primeras “pocitas” a las 11 de la mañana. Descansamos varias veces a la sombra de un árbol o a la de las paredes del cañón para hidratarnos. Llevábamos 5 km y nos encontramos en el margen izquierdo la terracería-arroyo que va a La Laja, por la cual ya estaba pensando en tomar de regreso como atajo para ver el paisaje montañoso semidesértico desde los miradores. Continuamos sobre el cauce lleno de rocas y ya con algunos arenales en las orillas; este es el último tramo extendido y ancho del río que da paso a las paredes de los cerros de casi 200 metros de altura que se van juntando y forman el cañón que enmarca de manera espectacular el paisaje y las formas caprichosas de las montañas que se ven al fondo.
En este punto del cañón, después de 7 km de nuestro recorrido, empieza a escurrir el agua en la base de las paredes y siendo las 12:20 llegamos al par de manantiales en donde no podíamos dejar de tomar agua; están uno a cada lado del río y ambos con tubería que extrae el preciado líquido para suministrarlo a las comunidades próximas. Hace tres años solo estaba “encajonado” el manantial del margen izquierdo del río y, ahora, el otro, en el que entre rocas me acerqué a tomar agua esa ocasión, ya está parcialmente tapado para extraer agua, pero dejaron al menos en la base del registro un tubo por el que sigue saliendo bastante agua. Es en este manantial donde elegí realizar los “bautizos” a quienes por vez primera andaban en el Cañón del Paraíso y que mejor manera, que refrescándose con esta deliciosa agua. De este punto en adelante ya fue inútil no mojarse al caminar porque el cañón se estrechó e inclusive, pasamos una primera poza de unos 10 metros de largo por 10 de ancho y 130 cm de profundidad y como esta no era la poza “principal” del cañón, la tuvimos que atravesar cargando nuestras mochilas sobre la cabeza para llegar a las 13:50 horas a la poza “principal” de dimensiones casi igual que la primera y con la diferencia que está más cerca del balneario El Oasis. En esta poza descansamos, comimos y nadamos; habían varias personas paseando y consumiendo lo que venden del otro lado de la poza (elotes, gorditas, micheladas…) a la sombra de unos árboles.
A las 14:30 empezamos a regresar río arriba, pasamos por el manantial y les avisé que tomaríamos un “atajo” por la terracería a La Laja; en este punto llegamos a las 16:00 horas y es justo donde se encuentra un “tinaco” verde. Caminamos unos 200 metros y tomamos la vereda de nuestro lado izquierdo para empezar a subir hacia las cumbres del sistema montañoso “Sierra Gorda”. Esta vereda dio paso a la terracería con buena pendiente y un tramo con cemento; entre curvas sinuosas llegamos a un par de miradores que nos dejaron apreciar el cañón, las cumbres boludas cercanas y las cumbres de la Sierra Madre Oriental con su cero de la Media Luna. En 20 minutos, a buen paso, llegamos a ese mirador y en otros 20 al fondo del arroyo-terracería y subimos por última vez, por la terracería hacia Peña Blanca, pasamos junto a una mina-cueva, fue la última subida (un puerto) para, luego ver y bajar hacia el punto donde iniciamos, atravesando el cauce del río y llegando a los autos a las 17:20 para emprender nuestro regreso a Querétaro y San Juan a las 6 de la tarde.
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