12 y 13 de junio 2021
Asistentes: Hilda Olmo, Natalia, Roque y sus invitados: Claudia, David y los niños David y Andrés, Ale y sus invitados Claudia, Yustil, Yann y Roberto Tirado. Hugo, Angélica María, Taiyariis y Moisés, Teresa, Airam, Víctor, Polen y Leticia
Salimos del estacionamiento de la Comercial Mexicana del Estadio rumbo a la Gruta de Los Herrera en San Joaquín donde nos estaría esperando Hugo, su familia y el guía “el Profe Miguel”. Antes pasamos a Vizarron para desayunar algo porque la comida sería un poco tarde. Llegamos a la Gruta, pagamos nuestra entrada y nos asignaron una guía que nos explicó las formaciones que con mucha imaginación se distinguen entre las estalactitas, estalagmatos y estalagmitas. La gruta es pequeña y el recorrido duro escasamente una hora, está muy bien iluminada y muy bien cuidada. La zona tiene ya unos columpios, tienda de recuerdos, baños y un pequeño restaurante. De aquí el profe Miguel nos acompañó hasta las cabañas Xacali que era el lugar donde algunos acamparíamos, otros estarían en cabañas y donde empezaríamos nuestra caminata rumbo a Casas Viejas. Llegamos y sin bajar las cosas de los carros la mayoría decidimos hacer la caminata y comer al regreso. Las albercas de Xacali no tenían agua porque nos explicaba el Sr. Sebastián que por primera vez este año San Joaquín y sus alrededores están sufriendo sequias y es un desperdicio tener el agua ahí. El recorrido duro aproximadamente 3 horas y fueron 4.86Km con un desnivel de 394. En el recorrido pudimos visitar casas abandonadas en las laderas del cerro, no explicaron que eran usadas como casas de día cuando iban a ver sus huertas, son casas la mayoría de un solo cuarto y algunas con un tejaban para poner las cosechas. También nos explicaron que eran de un solo cuarto porque la vida se hacia fuera de la casa, incluso la comida; las casas solo se usaban para dormir o protegerse del clima, todas las demás actividades eran al aire libre. Pasamos por un manantial que ya está tapado por una caja de agua; este manantial esta entubado y surtía agua a las comunidades cercanas. Pero igual este año se secó.
Llegamos de la caminata ya con mucha hambre y antes de cualquier cosa nos metimos al pequeño restaurante a comer; una suave llovizna nos acompañó de manera intermitente durante toda la engullida de alimentos. Después de aquí nos fuimos rápido a acomodar campamento y algunos a darnos un baño rápido con agua calientita (calentador solar) y prepararnos para la noche de leyendas. Sin embargo, la lluvia arrecio y algunos optaron por ya no ir. Los que fuimos presenciamos el empeño que la gente joven del lugar está haciendo por recuperar sus historias: con tres personas una pequeña laptop una luz indirecta (¡gracias Polen!) y un pequeño tejado que nos protegía de la lluvia que no mermo ni un momento nos contaron la vida desde la época de la evangelización hasta la época cristera y terminaron con un alegre baile típico de la zona: Guapango, esto último para que no nos fuéramos con la sensación de miedo que las historias contadas en una noche lluviosa y con neblina podían dejar.
El domingo por la mañana desayunamos y emprendimos la salida del campamento rumbo a las Cascadas Las Maravillas. En esta parte Hilda y su familia, Ale y sus invitados ya nos acompañaron. Llegamos a Las Maravillas y seguía lloviznando, aun así, algunos bajamos en cuatrimotos y otros valientes (Hugo, su esposa, su hija, Tere y Polen) decidieron bajar entre corriendo y caminando.
Las cascadas (son 3) están muy mermadas por la falta de agua, pero esto no les quito belleza. Nos explicaron que se puede acampara al lado de las albercas que están cerca de las cascadas, lo cual es una opción para la próxima vez que vayamos, solo que no hay ningún servicio excepto una letrina. Después de estar un rato en el lugar y tomar algunas fotos, emprendimos el regreso a los autos para poder pasar a comer en algún lugar en la carretera. Llegamos todos a Querétaro sanos y salvos, sin novedad.
Letty
