Por: Leticia Covarrubias
Fecha de la excursión: 11 de octubre de 2020
Asistentes: Hilda y sus 2 hijos, Arturo y su hijo, Celia, Alberto, Lupita, Polen, Carmen, Oscar Rodriguez, Victor, Paty, Hugo y su servilleta.
Salimos de Plaza del Parque rumbo a Chichimequillas y luego rumbo Atongo, como si fuéramos al Zamorano, pasamos ejido Patria, la población de Calabazas y salimos de la carretera pavimentada en el km 27+900 antes de la población de Trigos. Antes no había malla ciclónica, ahora sí, pero esta un espacio para poder meter lo carros y dejarlos en la explanada. Comenzamos nuestra caminata un poco desorientados porque no encontrábamos la vereda con la puertita de palos que es donde inicia el camino, finalmente la encontramos un poco a mano derecha de donde dejamos los autos y comenzamos a bajar hasta llegar a una roca con forma de pilón que tenía una parte bastante erosionada con un pequeño mirador, ahí hicimos la primera sesión de fotos (10.28 hrs).
Continuamos bajando hasta llegar al rio (11:00 hrs), que en esta ocasión llevaba un poco de agua corriente, avanzamos por el rio aproximadamente una hora encontrando varias playitas muy buenas para acampar y una vegetación muy variada, esta parte como es la parte baja del cañón, es muy fresca y muy disfrutable. Comenzamos a subir (aprox 12:00hrs) un parte de roca algo inclinada y continuamos avanzando hasta encontrar 3 cañadas que nos costó un poco de trabajo pasar (tenían un poco de escalada); afortunadamente entre los compañeros nos ayudaron y pudimos pasarlas sin contratiempo (después pensamos que debíamos habernos seguido por el rio y podríamos haber evitado estos pasos (ya será para la próxima). Finalmente llegamos al socavón que estábamos buscando y que está en lo que la gente de la localidad llama “espinazo del diablo”. Aquí comimos y descansamos un rato para proseguir con la caminata. Le dimos la vuelta a la pequeña cordillera y decidimos subir en la primer parte boscosa que vimos y que según recordaba yo era la subida correcta. No fue así, pero decidimos que era la opción más viable porque el sol estaba muy fuerte y seguir por la parte de piedra era muy pesada por el sol y el calor (ya algunos no traían agua). En esta subida tuvimos que hacer un par de escaladas que con la ayuda de Polen no fueron nada difíciles. Prácticamente terminando la escaladita estábamos en el lomo de la cordillera y aunque estaba muy cubierto de arbustos se podía pasar. Aquí nos sirvió mucho la experiencia de Víctor en la orientación y finalmente pudimos ver la puerta por donde habíamos cruzado al comenzar la caminata, ya con esta vista fue fácil llegar hasta los autos.
A la hora que llegamos había mucha gente haciendo día de campo y se nos acercó un lugareño con algunas cervezas encima y nos dijo que teníamos que avisar al ejido y que él era responsable de cuidarlo etc, etc, etc. Le dimos un tanto por su lado y optamos por irnos rápido que traíamos hambre y queríamos ir por algo de beber (agua y coca-cola), y además Arturo había hablado con un señor que vende pescado frito en la presa de Rayas y ya nos estaba esperando. Ahí en la presa nos despedimos de Hilda y su familia que tenían que regresar pronto a Querétaro, los demás comimos unas deliciosas mojarras, gorditas y una salsa huérfana. Muy recomendable el lugar para comer (se ponen todos los domingos). Después de medio reparar la llanta ponchada de Arturo emprendimos el regreso y a las 8:45hrs ya estábamos todos en casa.
Parte de la ruta en Relive, al regreso se le acabo la pila a Alberto 🥺
Comentários