Por Juan Carlos Rodríguez Vega
Fecha de la excursión: 29 de Septiembre del 2019
Asistentes: 07
De San Juan del Río: Juan Carlos Rodríguez Vega (Guía) y Patricia González Trejo.
De Querétaro: Carmen Castro González (Retaguardia), Gerardo de J. Morales Tovar, Ma. Isabel Ramírez Zubieta, María Guadalupe Rodríguez y Carmen Ángeles.
El domingo, a las 07:40 salimos l@s 7 excursionistas en 2 autos rumbo a San Pablo, en Amealco. Del Macdonald de San Juan del Río, junto a la autopista, tomamos hacia el centro de la ciudad y dimos vuelta en el primer semáforo a la izquierda para continuar nuestro recorrido por la carretera a La Muralla. En todo el camino estuvo presente la neblina y ya clareaba el alba cuando llegamos al entronque de La Muralla-Amealco-San Ildefonso; seguimos hacia san Ildefonso, buscando el letrero de san Pablo-El Bathá y al no encontrarlo, nos pasamos casi 500 metros y tuvimos que regresar. Ya en el rumbo, seguimos por unos 4 km hasta encontrar la desviación derecha a san Pablo-El Bathá.
Continuamos por otros 4 km al final de la carretera, sobre un empedrado y justo frente a un tanque de agua está la bajada a las cabañas, lugar donde Gustavo, encargado en ese momento, nos dio permiso de dejar los autos y le comenté que regresábamos alrededor de las 3 de la tarde. Ya preparad@s para caminar y con la neblina sobre las montañas, subimos unos metros por el empedrado hasta el “tronco-glorieta” para seguir (08:10) derecho en busca de la vereda que atravesara el bosque en dirección sur (rumbo a san Francisco Shasní). La encontramos y es a manera de un callejón de terracería que cruza el bosque de encino desde los 2,600 hasta los 2,800 msnm. Esta distancia la recorrimos en una hora, contemplando empezar a subir progresivamente por medio del filo o cresta de la sierra. Así, pues, atravesamos el bosque por unas veredas que iban subiendo poco a poco y la lluvia se quiso hacer presente pero la espantamos al ponernos las mangas.
Cruzamos un par de sembradíos de centeno y llegamos (09:20) a una zona de suelo rojo expuesto por la erosión. En este punto iniciamos a buscar la vereda, bajando por una pequeña cañada hacia el Oriente, que nos llevará en dirección a la cumbre; seguimos por la vereda esperada y empezamos a ver en nuestro recorrido (10:35) un alambre de púas que probablemente sea el límite estatal entre Querétaro y el Estado de México. Seguimos por la vereda paralela al alambrado, que en varios tramos está derribado, incluso por los árboles y dado el tiempo (12:00) optamos por comer quien ya tenía hambre, y yo, ir de volada a dar un vistazo la cuesta arriba que faltaba. Resultó ya, un km adelante, haber pinos y oyameles cubiertos por neblina; y a las 12:15 regresé con los demás que por supuesto quisieron continuar al menos hasta ese punto. A las 12:50 estando a un km de distancia de la cumbre y a casi 3,200 msnm, empezamos ya a bajar por la misma vereda.
Alrededor de las 2 de la tarde nos llovió ahora si un poco más que chipi-chipi y transitábamos ya por una terracería con tramos de lodo; así, pasamos frente a unas laderas con rocas que tenían muchas begonias. Tomamos algunas variantes de atajos que nos llevaron (15:00) justo a una ermita inconclusa y al lado de un manantial, del cual se surte una tubería que Gerardo identificó enseguida que pasa junto a una vereda por la que caminó en la excursión de Aniversario que se hizo en El Bathá. Seguimos por la vereda paralela al canal con agua corriente de manantial y también flanqueado por begonias para llegar (15:30) justo a las cabañas y como había un evento, no hubo servicio “externo” de restaurante y emprendimos nuestro viaje de regreso.